miércoles, 19 de junio de 2013

Los lapachos han vuelto a florecer Por Alfredo Veiravé

Los lapachos han vuelto a florecer en este mes de agosto
como si fueran el eje de la historia, y la explosión de
sus flores rosadas un movimiento circular de suaves rotaciones
                                                                    ¿qué
piensan dentro de sus ramas (aparentemente
    imperturbables) sobre
lo que pasó este otoño en los mares del sur bajo un
                                                             manto de neblinas?
Pero de pronto los lapachos florecieron y luego dejaron caer
sus flores en el sueño de esa llovizna sin noticias,
y los albatros quedaron sepultados en las Islas.
Y los padres nos quedamos mirando en el aeropuerto
cómo nuestros hijos subían a los aviones de transporte
con armas y cascos y mochilas y fuertes
borceguíes para el frío del sur abajo del planeta que se
iba cantando la marcha de San Lorenzo pero a él no lo podíamos distinguir
cuál era desde la terraza porque
ya no era nuestro hijo sino un soldado que iba hacia la guerra
y a mí se me cruzaron todas las palabras
                                 rotas
                              tartamudas
y todavía siento que en aquella madrugada
cuando los aviones se perdieron en el cielo a las seis de la mañana
                        supe que ya podía escribir rabiosamente
la palabra cibilización con be larga, por lo menos.
Y como si nada hubiera ocurrido, en agosto los lapachos han vuelto a florecer
sobre nuestros corazones con armas de papel “igual que sobrevivientes
que vuelven de la guerra”.

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