jueves, 20 de junio de 2013

CONTATE UN CUENTO V - GANADOR CATEGORÍA B - Jeremias Bottega

A LA "B", PERO CON BOTINES
Alumno de 4º año de la Escuela de Educación Secundaria Nº 1
   
Son las 7 y algo de la tarde, mucho frío y poco sol, igual siguen jugando los pibes en la plaza. También veo desde aquí algunos sentados en los bancos.¡Qué linda esa edad!¿No?¡Qué tiempos aquellos! ¡Qué lindos momentos pasábamos con los pibes, con nuestras amistades, no teníamos obligaciones y vivíamos la vida, sin ninguna preocupación ni objetivos por cumplir! Al margen de ese tiempo de aventuras, me quedó una historia gravada a fuego, ahora pisando los 40 y viendo esos pibes jugando, con este frío y muy poca luz, me doy cuenta de que fue tiempo perdido toda esa etapa, pero no así por las experiencias vividas. Esta historia que llega a mi memoria sucedió hace no menos de 20 años, estábamos con unos amigos en un bar, por tomar una copa y como era habitual comenzamos a hablar de  “fútbol”: de los equipos que no ganaban, de los grandes que andaban mal, de que  cualquiera le ganaba a cualquiera y todo ese tipo de comentarios típicos de una charla de café. De pronto nos encontrábamos discutiendo sobre los delanteros. Yo mencionaba mucho a Ugaldo Sánchez Mas, que jugaba en Gimnasia de La Plata, para mi  tenía problemas de disciplina y no jugaba seguido. Los otros coincidían que José San Filippo era el mejor del momento y no había dudas,  era mejor que los de antes y no había ninguno mejor. Uno decía que al cinco de Independiente lo habían limpiado sino sería de selección, en fin cada uno trataba de hacerse oír. En medio de esa discusión que cada vez iba aumentando de  tono, se acercó un “viejo”, más o menos tenía entre 55 y 60 años, pero los años ya se le notaban en su rostro avejentado. Se arrimó a nuestra mesa con el vaso de whisky en la mano y nos dijo: “¡Grande era Pettorutti, grande era Pettorutti!, ustedes no lo deben conocer, no les da la edad, si quieren le contaré quién era”. En ese preciso instante todos como si fuera a coro dijimos, “sí, cómo no”, ¡para qué! Ahí empezó la historia del viejo.

Era la década del 40' cuando distintos equipos de primera división estaban  en huelga, no querían jugar, no se les pagaba bien, y faltos de motivación se terminaban yendo a la B. Ese era el caso del Exeter City , ese club que había triunfado por muchos años y ahora estaba a un partido de descender.  Se jugaba la última fecha contra Chacarita y los dos estaban  en el fondo de la tabla, al Exeter City le faltaba un delantero centro goleador y no podían encontrarlo para la última fecha. Con esa problemática se realizó una reunión de directivos de ese club, el presidente, Atilio Fernández Pasabais convocó a todos los directivos para buscar a ese delantero. Preguntó por  Tomaselli, este era un gran goleador, pero con 2 años de retiro no podía; preguntó por Canelo, ex-Gimnasia de La Plata y estaba de viaje; preguntó por Alfonso Villavicencio, pero este estaba fracturado y así se fueron terminando los nombres, también así finalizó la reunión.... Desilusionados los directivos se marcharon y siguieron con sus tarea de “caza talentos”, fue así que al otro día se le presentó el directivo Calopa, recordado jugador del Exeter City en épocas anteriores ante don Pasabais, diciendo que tenía la solución, con el jugador que él traía se iban a salvar del descenso. El presidente le preguntó su nombre,  “Evaristo “Chancleta” Pettorutti”, dijo Calopa, “ con 47 goles en las últimas 5 fechas del zonal de Zárate, donde él competía”. El presidente rió, luego preguntó porqué ese apodo y la respuesta fue lo más sorprendente “porque juega de chancletas, señor presidente”, respondió Calopa ,  sin decir una palabra más Pasabai llamó a  Pettorutti. Tenía que presentarse de inmediato.
   Pocos  minutos después , “Chancleta” se presentó en el despacho del presidente del Exeter City. Este, mientras se afeitaba le daba lecciones de fútbol a Evaristo, sobre funciones tácticas de la selección nacional del Exeter City y demás. Lástima que Pettorutti tenia un problema, como todos sabemos jugaba de chancletas, pero al presidente le cayó bien y entablaron algún diálogo.
-¿Señor Pettorutti, usted tiene algún ídolo futbolístico?
-Claro que sí presidente, mi ídolo es Aníbal Calopa
-Muy bien, ¿y copia algo de su juego?
- Algo tratamos de hacer, señor presidente, con pelota al pie él era una maravilla, yo trato de hacerlo, y “dicen” que me sale muy bien.
- Aaah, pero ¡qué presentación Pettorutti!! Parece que estamos ante una estrella
- No, tranquilo, siempre con los pies sobre la tierra y esperando una oportunidad en el fútbol grande.
- Eso es lo que te vamos a dar, una oportunidad, en el más grande de todos, el Exeter City.
-Gracias, muchas gracias, no sabría cómo agradecer.
-No agradezca nada, usted se lo merece, pero antes, escúcheme, y ese muchacho, digo, su “ídolo”¿jugaba de chancletas?
-No señor, jugaba con botines
-  ¡Entonces Pettorutti! Usted se me presenta mañana a las 10, con botines, por favor! Y así le daremos la posibilidad. - Un poco subido de todo-
   La charla culminó y al otro día a las 10, en la práctica del Exeter City se presentó el “Chancleta” Pettorutti. Estaban haciendo un picadito para confirmar el equipo que jugaría el domingo contra Chaca. Con pantalones cortos y remera de argentina, ingresó al  estadio. De inmediato se calzó los botines y entró en el campo. Pasaban los minutos y Evaristo no tocaba la pelota, siempre le pasaba por debajo de la suela, no corría, se patinaba, no podía tocar una, en definitiva, parecía más un limpia pisos que un jugador. Frente a tan terrible papelón, corrió hasta la línea de cal, se colocó las famosas chancletas e ingresó al campo de juego seguro de si mismo. Inmediatamente  apareció el “Chancleta Pettorutti” que todos conocían. Pasó de jugar mal a ser un fenómeno, a moverse por todo el frente de ataque, a jugar en equipo, tocaba la pelota y se transformaba en figura. Todos estaban encantados, menos el presidente. En una jugada, Pettorutti encaró detrás de la mitad de la cancha, pasó a uno, a dos, a tres, a cuatro, a cinco y en un momento dado quedó solo contra el arquero, que también superó,.¡goo .. se escuchó en la hinchada que miraba desde el alambrado, pero los gritos se ahogaron ya que  cuando estaba el arco vació, solo y cada vez más grande, Chancleta definió como los dioses, pero se le fue alta la bola y tan solo se escuchó un uhhh… detrás del alambrado
   Tras esto el presidente, el gran Atilio Pasabai, se enfadó y salió del estadio puteando a Evaristo y diciendo “este no puede jugar en el Exeter, este no puede jugar en el Exeter!” Así dio por terminada la carrera del gran Evaristo “Chancleta” Pettorutti.
   Como centro goleador solo hallaron un jovencito con escasa experiencia. El Exeter City jugó su último partido contra Chacarita, perdieron y el club descendió a la B. Tras esto el gran Pasabai dejó la institución, alegando distintos problemas de salud y al cabo de un tiempo, el Exeter City desapareció de Argentina.

   Todos escuchamos atónitos el relato, de alguna mejilla cayó una lágrima que fue secada rápidamente, porque no era de hombre llorar. El “viejo”, por su parte,  terminó el relato y se marchó sin saludar, dejando sobre la mesa su vaso de whisky. Yo me asomé a una ventana que daba a la calle y lo miré, lo observé mientras cruzaba la plaza. En eso, a un par de chicos, de no más de 9 años, que estaban jugando a la pelota con arquitos de piedra, se les fue la pelota y esta llegó a los pies de ese “viejo”, este la paró y se la devolvió, lo sorprendente fue que tenía puestas sus CHANCLETAS…

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