jueves, 20 de junio de 2013

Día de la Bandera EXTRAÍDO DEL LIBRO “SONES DE FIESTA” DE HORACIO E. GUILLÉN, EDIT. “LA OBRA” Ed. “La Obra”, año 1965

Un cautivante misterio envuelve el nacimiento de nuestros símbolos: el escudo, el himno y la bandera.
Respecto a la bandera, existen puntos oscuros que mantienen en vigilia a los investigadores. Estos puntos, que estimulan la curiosidad de los estudiosos, es muy posible que queden para siempre, encerrados entre signos de interrogación. He aquí algunos que aún no han salido a la luz del documento: ¿En qué lugar exacto se enarboló por primera vez la bandera? ¿Quién la confeccionó?¿Quién la enarboló? ¿Qué dimensiones tenía? ¿Cómo estaban distribuidos los colores? ¿Qué destino tuvo la primer bandera? ¿Qué disposición tenían las franjas? ¿La franjas eran verticales u horizontales?
Se supone que cuando Manuel Belgrano pide la creación oficial de la escarapela, está pensando en la bandera. Por algo dice en la contestación a la nota del gobierno que le comunicaba la creación de la escarapela:

“Se ha puesto en ejecución la orden del 18 del corriente para el uso de la escarapela nacional que se ha servido señalar Vuestra Excelencia, cuya determinación ha sido del mayor regocijo y excitado los deseos de los verdaderos hijos de la patria de otras declaraciones de Vuestra Excelencia que acaben de confirmar a nuestros enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de la América”.

Este documento, está fechado el 23 de febrero de 1812, es decir, 4 días antes de la creación de la bandera.
Belgrano siente con vehemencia la necesidad de tener un símbolo para la causa de la emancipación americana, mas para ello ni siquiera solicita permiso al gobierno. Procede y luego comunica.
Procede: El 27 de febrero de 1812, ante las tropas de la batería Independencia, enarbola la bandera.
Comunica: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé a hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional. Espero que sea de la aprobación de Vuestra Excelencia”
Con la lacónica nota, el general Belgrano adjunta al gobierno la proclama que con motivo del izamiento de la bandera pronunciada el 27 de febrero, a las 18 y 30 horas ante las tropas y algunos vecinos del lugar:

Soldados de la Patria:
En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional que ha designado nuestro excelentísimo gobierno: en aquel, la Batería de la Independencia; nuestras armas aumentarán las suyas; juremos vencer a nuestros enemigos, interiores y exteriores, y la América del Sud será el templo de la Independencia, de la unión y de la libertad.
En fe de que así lo juráis decid conmigo ..... Viva la Patria.

El gobierno responde.
Se transcribe, seguidamente, a simple título de curiosidad, la respuesta del gobierno. En términos severos, desautoriza y amonesta a Manuel Belgrano por la creación de la insignia patria:

“...haciéndole saber que en  materia de la primera entidad del estado, era preciso conducirse con la mayor circunspección y medida; por eso es que las demostraciones con que V.S. inflamó a las tropas de su mando, esto es, enarbolando la bandera blanca y celeste, como indicante de que debe ser nuestra divisa, la cree este gobierno de una influencia capaz de destruir los fundamentos que justifican nuestras operaciones y protestas”.

“Ha dispuesto este gobierno que sujetando V.S. sus conceptos a las miras que reglan determinaciones con que él se conduce, le impone que haga pasar como un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza y que hace el centro del Estado; procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del Gobierno en materia de tanta importancia”.

Eso le había contestado el secretario de Guerra del Triunvirato, Bernardino Rivadavia puesto que dicho Triunvirato aún no quería cortar los lazos con España. Poco antes el gobierno había proclamado "la unidad indivisible de la nación española de la cual forman parte las provincias del Río de la Plata".
Esta comunicación admonitoria llega tarde. El documento ha quedado sólo para la cita informativa. A pesar de que el 18 de julio de 1812, Belgrano le respondió: "La bandera la he recogido y la desharé para que no haya ni memoria de ella", la bandera flamea desde el 27 de febrero de 1812 como símbolo eterno de la argentinidad.

Final: Los símbolos han sufrido caprichosas modificaciones a lo largo del tiempo, por ese motivo, el gobierno nacional, en el año 1944, dictó un decreto fijando los arquetipos de la bandera, el escudo y el himno.

EXTRAÍDO DEL LIBRO “SONES DE FIESTA” DE HORACIO E. GUILLÉN, EDIT. “LA OBRA” Ed. “La Obra”, año 1965

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