Sus labios son de coral, sus dientes son de perlas,
sus ojos como saetas agudas, Y el color de su mejilla es como lirios encarnados;
su faz, en la cual hay el embeleso de un Edén,
remata un talle que es como un cetro de cristal,
y que a tálamo de fidelidades está votado,
pues, en verdad, están bien guardadas las gracias de su amor,
como las penas del corazón amante:
con ascuas de deseos, como con hieles, lo han saciado,
y con esquiveces, como con veneno de áspides, lo han abrevado.
Conjúrote, oh tú, la mejor de las hermosas,
gacela mía, para que en esta noche disipes los pesares,
para que, con tu compañía, corrobores
el corazón enfermo y triste, y los solaces de amores.
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