Mira los albaranes impagos gritando en la cocina.
Mira la hipoteca hipotecada y vuelta a hipotecar.
Mira la infinita tasa del euro, publicada por hombres vestidos de gris que, de vez en cuando, miran.
Mira los artículos fiscales de la compilación legislativa, carcomiendo como las polillas: trajes, viajes, dentífrico y zapatos.
Mira la reforma laboral regulativa, construyendo ruidosos relojes,
agujeros en mi cama y dudosos almanaques.
Mira el exceso de las horas extras trabajadas diagramando impertérritas la vejez en mi cara.
Mira adónde se fue nuestro hijo, porque una mancha de óxido acabó ayer con su cama.
Mira los vidrios rotos y escucha a las arañas de noche llorar en las cañerías.
Mira como el cartero nos abre un túnel, por donde viajan los ecos de diversos mensajes desdichados.
Mira la hendidura a destiempo, de las nunca completadas alcancías
Mira la letra pequeña, sutil, y confusa; de todos los contratos firmados por la urgencia y el miedo.
¡Mira, mira, mira, mira!
Bienamada: ¿Ya has mirado?
Pues bien: esas son las cosas que me alejan de ti.
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