Alta luna
cántale al niño
que no tiene cuna,
ni amor ni ojos,
ni madre alguna
y yo voy muriendo.
¡Madre!
Que no me muera,
que mi hijo no sabe
que es una cueva.
De mi boca sin dientes
salen quebrantos,
de mis amores muertos
de tanto en tanto
¡Madre!
Que mi hijo no sepa
la vida negra,
ni consuma la trepa
de la condena.
Quisiera verlo
pero sin pena
y quisiera quererlo
con luna llena.
Desierto cuerpo
de paredes con sangre,
mi alma llora
y conmigo implora
la luna grande
Y a mi niño del alma
no lo veía
porque no fui la madre
que el quería.
Era piedra de arrebato
y lumbre seca.
De terciopelo negro
era mi cama
y querer yo quisiera
al hijo,
de mis entrañas.
Pero fue un cometa
que me miraba
en lo alto del monte
y no brillaba.
El olor de jazmines
donde se acuesta,
en las cumbres de nieve
con leche fresca.
¡Ay! Mi niño
que estoy llorando
tómame fuerte
que voy andando.
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