Tiempo
Sigo mi senda
rastreando huellas grabadas en el desierto;
antiguas, gastadas, eternas.
Sigo mi senda
en el agua
en las nubes
en el humo.
Aun en lo profundo,
en el páramo,
en las alturas,
existen latidos de vida.
Todo se disgrega
y retorna.
Nada se pierde.
Lavandera
A la madre de Charles, Jorge y Ruben
Exhalando luz
sobre un muro de angustias
la gallega respondió:
«yo los voy a criar»
y la voz
que sugirió dejar pupilos a los pibes
calló.
¿Cuántas montañas de camisas,
cuántos kilos de pantalones
habrá refregado
la lavandera?
¿Cómo soportó
el dolor que la artrosis infligía
a sus manos deformadas?
Cada vez,
al sumergirlas en el agua helada,
la viuda recortaba de la calle
espejismos alienados
para darles formas de hombres
con espuma de jabón.
Rosalía
Soñaba con ser azafata
y recorrer el mundo
vestida con un elegante uniforme
de alguna compañía aérea.
Su cara era muy bonita,
tal vez la más linda
que vimos en el aula de segundo grado
en la escuela pública de Nuestro barrio.
Rosalía se expresaba con dulzura
siempre lucía modales suaves
y sentimientos de bondad.
Nada más
para su edad
resultaba muy alta
y estaba pasada de peso.
Por eso fue objeto de burlas
y crueldades.
A Daniel, su hermano,
que entonces estaba en primer grado,
-sólo para que ella sufriera también
lo golpeaban.
Yo, por temor
a padecer junto a ellos,
festejé algunas brutalidades
a que los sometían.
Al comprender mi cobardía
lloré
por el dolor que alimenté.
Me pregunté
si a Jesucristo
también
así
lo hubiera entregado.
Cuando descubrí la respuesta
horrorizado
nunca más
como antes
pude dormir.
Petición
Sobre el agua
tan antigua
al otro lado de nuestro tiempo
te llamo
-música de lluvia sobre el jardín
en la noche solitaria
mi cuerpo
mi alma
te necesitan.
Al final
Lejos de la tarde
ella dijo despertar al dolor
al espanto
deseó no ser más que una voz
mezclada con el viento
deseó el olvido
de aquel espacio
y de aquellos días
hasta que otra memoria
en otro tiempo
tejiese su nueva existencia.
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