Ora blancas cual copos de nieve,
ora negras, azules o rojas,
en miríadas esmaltan el aire
y en los pétalos frescos retozan;
leves saltan del cáliz abierto
como prófugas almas de rosas,
y con gracia gentil se columpian
en sus verdes hamacas de hojas;
una chispa de luz les da vida
y una gota al caer las ahoga,
aparecen al claro del día,
y ya muertas las halla la sombra.
¿Quién conoce sus nidos ocultos?
¿En qué sitio, de noche, reposan?
¡Las coquetas no tienen morada!...
¡Las volubles no tienen alcoba!...
Nacen, aman, y brillan y mueren;
en el aire al morir se transforman
y se van, sin dejarnos su huella,
cual de tenue llovizna las gotas.
tal vez unas en flores de truecan
y llamadas al cielo las otras,
con millones de alitas compactas
el arco iris espléndido forman.
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