En una cena - J.M. Villegas
con afán desordenado
y a una tajada miraban
que habiendo sola quedado
por cortedad respetaban.
Uno la luz apagó
para atraparla con modos:
Su mano al plato llevó
y halló... las manos de todos
pero la tajada no.
Epitafios - El Cementerio de Momo - Martínez de la Rosa
dos cuñadas, suegra y yerno...
No falta sino el demonio
para estar junto al infierno.
Aquí un hablador se halla...
Y por primera vez calla.
Aquí yace un contador
que jamás erró una cuenta...
a no ser a su favor.
Aquí enterraron de balde
por no hallarle una peseta..
No sigas, era poeta.
Aquí yace un cortesano
que se quebró la cintura
un día de besamano.
Agua destila la piedra.
Agua está brotando del suelo...
¿Yace aquí un aguador?
No, señor, un tabernero.
El topo y otros animales - Tomás de Iriarte
todos de cuatro pies,
a la gallina ciega
jugaban una vez:
Un perrillo, una zorra
y un ratón, que son tres;
una ardilla, una liebre
y un mono, que son seis.
Éste a todos vendaba
los ojos, como que es
el que mejor se sabe
de la manos valer.
Oyó un topo la bulla,
y dijo: “Pues, pardiez,
que voy allá, y en la rueda
me he de meter también”
Pidió que lo admitiesen;
y el mono, muy cortés,
se lo otorgó (sin duda
para hacer burla de él).
El topo a cada paso
daba veinte traspiés,
porque tenía los ojos
cubiertos de una piel;
y a la primera vuelta
como era de creer,
facilísimamente
pillan a su merced.
De ser la gallina ciega
le tocaba la vez;
y ¿quién mejor podía
hacer este papel?
Pero él, con disimulo
por el bien parecer,
dijo al mono: “¿Qué hacemos?
Vaya, ¿me venda usted?”
Si el que es ciego y lo sabe,
aparenta que ve,
quien sabe que es idiota,
¿confesará que lo es?
(Textos extraídos De “Gramática Española para 2º grado” de Emilio Martín. Año aprox. 1920)
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