miércoles, 26 de junio de 2013

La Excepcionalidad Sociocultural Argentina en América Latina, y su Manifestación Artística en el Tango. - Oscar Rafael Ziella

Introducción:

La historia latinoamericana  estuvo siempre condicionada por las influencias exteriores que hicieron peso sobre ella. Es posible, hablar de un mismo bloque económico y político distinguible desde México hasta Argentina. Todas las naciones de América Latina han debido soportar, primero, la dominación colonial hispana, y luego de sus accidentados procesos de independencia, la nuevo contrato neocolonial, en el siglo XIX, con Gran Bretaña, y en la mayor parte del  siglo XX, con Estados Unidos.

Se puede decir, que la  sociedad hace a los hombres  y las manifestaciones artísticas y culturales que nacen de ellos, representan la forma de ver el universo que posee esta. Las culturas varían según sus desarrollos históricos, y el caso a estudiar en este trabajo, la Argentina del Litoral Rioplatense, representada por Buenos Aires, se ofrece como una marcada excepción dentro del concierto latinoamericano.

La idea central de este trabajo, radica en estudiar la particularidad cultural Argentina, con respecto a América Latina. Se  analizará, primeramente, la evolución histórico cultural de Hispanoamérica, y luego, el de la Argentina, para hallar las diferencias más notables en sus desarrollos. Aquí se hará hincapié en el rol decisivo que tuvieron las migraciones europeas a América Latina a partir del Siglo XIX, en especial, a la República Argentina. De aquí surge una pregunta fundamental: ¿Es posible que estos procesos migratorios que afectaron al Río de la Plata, hallan sido fundamentales en la formación de una identidad sociocultural que diferenció a esta zona del resto de Hispanoamérica?

Después de esta parte introductoria, se procederá a analizar la manifestación artística esencial de Buenos Aires: El tango, un producto artístico de neto corte multicultural, que ha sido siempre un referente único en la identificación de la cultura de Buenos Aires. Se rastrearán sus orígenes, sus principales características y su desarrollo a través del tiempo, observando su vinculación real con la sociedad donde se manifestó, y el legado dejado en ella.


La evolución histórica y Sociocultural de Latinoamérica, y la Formación de una Cultura de Elite y otra Popular:

La historia latinoamericana presenta un sin fin de matices que la diferencian enormemente de la historia de América Anglosajona. Ambas culturas surgen de dos sistemas de colonización muy dispares; por un lado, el británico, mejor llamado inglés, en el norte del continente, que con el tiempo dará origen a los Estados Unidos y Canadá. En el otro extremo se encuentra el español, impuesto a gran parte de América del Sur, Centroamérica, y México. De todas formas, los ideales estéticos y culturales de los distintos pueblos autóctonos de América, fueron  desalojados por los  impuestos por los conquistadores europeos. España, conquistó lo que hoy se denomina Hispanoamérica y ejerce su dominio político, jurídico, social y económico, con un alcance tal, que sus efectos llegan divisarse hoy en día en estos países. Esto se evidencia, en gran medida, en el subdesarrollo, en la pobreza, en los conflictos de identidad, y en la marginalidad existente en los pueblos latinoamericanos hoy en día.

La identidad aparece en América Latina como un problema casi sin solución, y parece que sus causas se encuentran en todo el proceso de dependencia colonial que nació en el Siglo XVI. Gerardo Mosquera, hablando de la incidencia identidad en el arte y la crítica en Latinoamérica, sintetiza esta realidad: “El tema de la identidad parece una maldición que no deja libre a la crítica, y al arte mismo, en América Latina. Pero la maldición es gratuita; proviene de los problemas 'ontológicos' del Yo latinoamericano, resultado de condicionantes únicos de la historia, geografía y procesos etnoculturales del continente. La colonización temprana, el sometimiento o exterminio de los pueblos nativos, el transplante masivo de los esclavos africanos, los procesos de acriollamiento e hibridación, diferenciaron a América latina del resto del mundo(...) La etapa poscolonial comenzó en América latina a inicios del siglo XIX, y entre otras cosas, se ha caracterizado por la dependencia neocolonial de Estados Unidos, la continuación de inmigraciones de europeos durante el siglo XIX y buena parte del XX, y las emigraciones latinoamericanas de los últimos tiempos”

Como se sabe, antes de la llegada de los europeos a América esta estaba habitada por diferentes culturas con una identidad propia en cada caso, de las cuáles sobresalieron a los ojos de los europeos, la Incaica y la Azteca. Quizá esto estuvo determinado por el esplendor de poder y magnificencia que se desprendía de aquellos dos sorprendentes imperios que impusieron una total hegemonía estética y cultural a los pueblos sometidos. Es esta la causa por el cual mucho de lo producido por otros pueblos y etnias amerindias pasaron al olvido, y solo gracias al revisionismo histórico- cultural de los últimos decenios renacieron ante nuestros ojos.

Desde una perspectiva marxista, Juan Acha, señala una primera“(...) Estética Hegemónica que es la precolombina de tipo teocrático y centrada en lo sublime de los dioses y en la dramaticidad y fealdad de la existencia humana. pero esta estética es abolida y reemplazada por la feudal que España nos impone y que desarrollamos  durante la colonia  como nuestra 2ª Estética Hegemónica”. La Estética Feudal de los Austrias españoles, propia del sentir del Medioevo,  tendrá un  sentido no muy distinto de la Estética precolombina.

En el siglo XVIII, con la llegada de los Borbones al poder en la metrópoli, se desalojará progresivamente a este ideario estético, por otro basado en los principios renacentistas de belleza, razón y naturalismo. “Esta vendría a ser la 3º Estética Hegemónica de nuestros países, cuya maduración irá junto a la de nuestras repúblicas. Si en Europa se presentara una 3ª Estética hegemónica en un futuro, seguramente será importada por nuestras clases dirigentes y así tendremos nuestra 4ª Estética Hegemónica”. Juan Acha, aduce, además, que los valores de la Estética Hegemónica Renacentista, será aceptada por las clases dominantes de las repúblicas latinoamericanas, en oposición a la desarrollada por las clases populares, que reproduce el ideal estético precolombino, más elementos africanos, combinado con el sentir católico dejado en América por los españoles. “En nuestros países coexisten, pues, dos estéticas: la hegemónica de origen renacentista y la popular que combina la feudal europea con la local, más elementos africanos. Cada una con sus opuestos sistemas de valores, todavía por estudiar y conocer”.

Ante lo aquí descripto, se puede resumir la historia artístico cultural de Latinoamérica, primero, con un proceso dominado por la hegemonía de la cultura de los dos grandes imperios americanos, el Aztecza, y el Inca; imponiendo una visión del mundo totalmente teocrática que se visualizará en sus manifestaciones artísticas. A partir del Siglo XVI, la llegada de los españoles a América supondrá un corte total en la historia de los pueblos indígenas. Todo su ideario sociocultural, religioso y artístico, será derrumbado en pos de la implantación de la cultura feudal occidental impuesta por el Imperio Español. “Históricamente, las formas culturales impuestas por el poder colonial, rechazaron cualquier expresión no identificable con su autoridad y aislaron todo lo que no fuera símbolo de su hegemonía, creándose una cultura de elite, definida en torno a la cultura metropolitana y a los elementos impuestos por ella, modos de vida, religión, lenguaje, entre otros, mientras permanecían alejadas de las mayorías rurales y de los demás sectores marginados, en los que se iban articulando los pueblos de un verdadero mosaico cultural”.

Una tercera etapa hegemónica cultural, nacerá con la llegada de los borbones al poder, e imponer su ideario renacentista en todos los dominios españoles. Esta decisiva, pero corta etapa, dará paso a otra que se caracterizará por la formación de los procesos independentistas de las colonias americanas, los cuales tomarán como ejemplo la visión cultural borbónica. “En América Latina, por ejemplo, la ideología de la clase dominante de los nuevos estados surgidos a raíz de las guerras de independencias, tomó como forma de legitimación de su poder la continuidad de la cultura metropolitana, y mantuvo en general, la misma actitud de autoritarismo colonial frente a las expresiones de lo propio, y en particular frente a la cultura popular; destacó la europeidad y las bases cristianas aislando de la cultura oficial los símbolos de otras etnias presentes en estas sociedades y sus manifestaciones mestizas y mulatas”. Ante lo aquí citado, se pude decir que Llanes, sintetiza magníficamente el paso de la sociedad colonial a la de los jóvenes estados republicanos independientes, pero esta evolución no se quedará quieta, sino que tomará un nuevo rumbo a partir de 1850.

El período de tiempo que osciló entre 1800 y 1870, que en boca de Tulio Halperin Donghi, se puede llamar la larga espera, las jóvenes repúblicas latinoamericanas dieron forma a su proceso político independentista, pero no pudieron lograr una autonomía en cuanto a lo económico se refiere. La diferencia estribaba en que su dominador ya no sería España, sino Gran Bretaña. En esos 70 años estos estados intentaron introducirse dentro del concierto comercial mundial regenteado por el Reino Unido. Solo a partir de la década de los 70,s se logra esta integración, que dio espacio en ella a toda América latina. El rol latinoamericano fue el de exportador de materias primas a las grandes potencias industriales europeas, en particular gran Bretaña, iniciando, de este modo, un nuevo contrato colonial de dominación económica y cultural que se extiende hasta nuestros días. A partir de 1870 se iniciará un proceso histórico que modificará el aspecto general de algunos de los países América Latina: la inmigración europea, millones de personas que buscarán oportunidades de vida digna en el 'Nuevo Mundo'. Este tema será abordado profundamente en el siguiente capítulo.

Finalizando este análisis, se puede aducir que Latinoamérica es un fenómeno tal, que en sus quinientos años de tortuosa historia, su identidad cultural se ha visto envuelta en un infinito entrecruce de influencias externas de carácter dominante; las que al combinarse, en algunas
ocasiones, pero en la mayoría de ellas, rechazando a la cultura autóctona, han creado una situación de desvalorización y de negación de lo propio. Este proceso, efectivamente, ha influido en la producción y en la valorización de las obras producidas por los artistas latinoamericanos. “(...)El arte de la América latina se presenta hoy en un espacio confuso cruzado por formas tradicionales y modernas, habitado por recuerdos propios y sueños ajenos: es un paraje crepuscular de signos entreverados, un escenario promiscuo y vacilante”.


Argentina y la inmigración:

Todo el proceso descripto en el apartado anterior abarca, aunque con matices propios de cada uno de los casos en particular, a todo el conjunto de Estados latinoamericanos. Se describió, por un lado, el nacimiento de una cultura de elite con carácter europeo, que promoverá manifestaciones artístas acordes con el pensamiento Occidental. Por el otro, la gran masa de desfavorecidos por los procesos coloniales e independentistas, verán que las manifestaciones artísticas de su universo cultural serán relegadas a un segundo plano. Este segundo grupo, integrará a la gran mayoría de la población, es decir, mestizos y amerindios. Esta realidad cultural, será diferente en Argentina, en el Litoral Rioplatense. La conquista y el posterior avance de la 'civilización' hacia el sur, llegando hasta los confines de la Patagonia, borró casi todo rastro de la cultura indígena. Solo el Norte, especialmente el noroeste, conservó el legado cultural indígena.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, y la primer parte del siglo XX, Europa, envió a América y a Oceanía una parte considerable de su excedente poblacional. La mayor parte de los inmigrantes se desplazaron hacia Estados Unidos, país que ofrecía grandes posibilidades de bienestar, gracias a su poderosa economía, sustentada en un creciente desarrollo industrial,  y en un fuerte sector agro- ganadero, sustentado por los millones de kilómetros cuadrados obtenidos de la conquista del Oeste a los indígenas norteamericanos. El resto de la inmigración buscó como sitio a América Latina, siendo Argentina el sitio elegido por la mayoría, en gran medida por las condiciones económicas favorables que este país poseía.“(...)Entre 1830 y 1950 Argentina absorbió el 10 por 100 del número total de los inmigrantes de Europa a las Américas. Alrededor del 80 por 100 de los inmigrantes a Argentina provenían de países mediterráneos; la mitad eran italianos, un cuarto españoles y los otros eran otomanos, rusos, franceses y portugueses”. Poco a poco, Argentina se fue transformando en uno de los mayores productores agropecuarios del planeta;  el granero del mundo, como así se le llamaba, significó, para los extranjeros, una posibilidad de encontrar una vida más digna que la que poseían en sus países de origen.
Las condiciones naturales del territorio argentino, eran casi similares al de Estados Unidos o al de Australia; países que de gran extensión y con una gran falta de mano de obra para explotar las tierras recientemente conquistadas a los indígenas. Argentina, un país que hacia 1850 poseía una población de solo 1 millón y medio de habitantes, necesitaba imperiosamente de brazos para expandir su potencial  y rica economía agropecuaria. En menos de cien años el rostro de este prometedor país, cambió definitivamente a causa de los efectos sociales y culturales de la inmigración.
Pese a que el Estado Argentino, buscó que los inmigrantes se dirigieran a aquellas zonas más despobladas del país, tal es el caso de la Patagonia, estos se agruparon especialmente en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. La ciudad de Buenos Aires, absorbió a la mayor parte de los extranjeros, convirtiéndose en poco tiempo en una urbe culturalmente y socialmente variopinta. La consecuencia demográfica fue que la provincia de Buenos Aires, y en especial Capital Federal,  y el centro del país, se poblaron muy densamente, padeciendo el efecto contrario todo el extremo norte y el sur del país.
Es común pensar que el país pudo aculturizar a los inmigrantes, sin embargo, es necesario señalar, que la cuestión tomó el rumbo inverso. Lo extranjeros, poco a poco, transformaron la idiosincrasia  y la cultura argentina hasta crear una identidad totalmente nueva y diferente a la que prevaleció en el siglo XIX. Argentina era un país poco poblado, y con identidades socioculturales muy débiles, y además, la inmigración no fue una cuestión de unos pocos miles de personas, sino que fueron millones los que llegaron hasta las ricas tierras de la Pampa Húmeda. La cultura popular gauchesca de corte campesino,  que estuvo siempre en pugna con la clase superior terrateniente, dueña de los medios de producción, fue desapareciendo ante el avance y desarrollo de las ciudades que se potenció con la llegada de los inmigrantes. Una nueva sociedad empezaba a formarse, la Argentina tradicional quedaba en las antípodas de su historia. El siglo XX, con su `misión civilizadora', comenzaría a escribir otro relato dentro de la particular historia del País del Plata.

Rock, David, Argentina 1516-1987. Desde la Colonización Española Hasta Raúl Alfonsín”, Alianza, Madrid, 1988, p. p. 192- 193.


La Excepcionalidad del Caso Argentino:

El historiador David Rock, aduce que política, jurídica, económica e institucionalmente hablando, se puede encontrar una gran similitud entre Argentina y el resto de los países Latinoamericanos. La dependencia, primero de Europa y luego de Estados Unidos, forma un bloque que se distingue de forma casi homogénea; y que solamente su posición y las características de su producción en el mercado exportador de materias primas los puede diferenciar. Esta imagen se puede visualizar desde el período de formación  de los Estados nación en América Latina, hasta nuestros días.
Pese a las analogías señaladas, las diferencias sociales y culturales han sido evidentes. La inmigración, especialmente europea mediterránea, y las ricas condiciones que ofrecía su  territorio, especialmente en el litoral del Río de la Plata, le ofrecieron  a Argentina el aire suficiente como para que se gestara en ella una clase media de raíz cultural europea. Por esta causa, más la eliminación física de los nativos, no fue posible la influencia cultural amerindia como en el resto de América Latina. La producción artística popular se diferenciará de la generada en otras zonas de Hispanoamérica. Los elementos culturales introducidos por los inmigrantes serán fundamentales en la formación del verdadero carácter del tango, el folclore de Buenos Aires, y llegaran influenciar en otras manifestaciones artísticas como la pintura, donde la magia del pincel de Quinquela Martín, supo dibujar el sentimiento de los trabajadores del puerto de La Boca en Buenos Aires.
El arte culto argentino, será impulsado por la elite europea dirigente hacia un estereotipo estético occidental. Sin embargo, no existirá esa diferencia  tajante en cuanto a lo popular o lo culto observada en el resto de América Latina, dado que, como ya se ha dicho, la cultura del Litoral Rioplatense fue influenciada enormemente por los inmigrantes europeos aunque sería más correcto afirmar que la llegada de los extranjeros ejerció un acción tal, que ellos por sí solos, transformaron de manera total el aspecto y el sentimiento de toda una sociedad- que gracias a las grandes posibilidades de ascenso social que ofrecía Argentina, fueron formando poco a poco una clase media urbana de carácter europeo, de la cual, carecía el resto de Latinoamérica, a excepción del Uruguay. Es probable, que ese arte culto tuviera, también, una buena acogida en los niveles medios de la sociedad, a causa de las buenas condiciones socioculturales que se desarrollaban en Argentina.
A causa de la realidad cultural determinada por sus orígenes, los hijos de los inmigrantes en Argentina miraron hacia Europa, y el arte da evidencias de esto. Se influenciaron con lo producido por las diferentes vanguardias artísticas de las primeras décadas del siglo pasado. Este es el caso de los pintores Norah Borges, Emilio Pettoruti y Alfredo Guttero, que empleando las innovaciones europeas, se insertaron en el medio cultural porteño, enfrentándose a los medios artísticos tradicionales que imperaban en los años veinte. Asimismo, cabe destacar que“(...) combinaron lo que habían aprendido en el extranjero con elementos propios de la  cultura literaria, artística y visual de la Argentina”.
La pregunta obligada ante lo propuesto en las líneas anteriores, sería como fue posible que en Argentina se halla formado una nueva identidad a través del intercambio y la fusión de los elementos culturales  traídos por los inmigrantes desde sus lejanas patrias. “Un rasgo que distinguía a Buenos Aires de muchas de las ciudades de los Estados Unidos de esta época era que desde el principio los emigrantes se mezclaron muy fácilmente, con algunas excepciones como la creciente comunidad judía. Los distintos agrupamientos por nacionalidades crearon gran profusión de clubes, escuelas, hospitales y mutualidades. Con todo, pocos trataban de perpetuar sus orígenes nacionales formando vecindarios aparte, como si fueran guetos, lo cual se debía a las estrechas afinidades lingüísticas entre los españoles y los italianos”. Cabe agregar algo más al acertado análisis de David Rock; y es que no solo las similitudes idiomáticas entre el italiano y el español fueron desencadenantes en su mutua aceptación, sino que también, italianos y españoles pertenecen a dos culturas con una gran cantidad de elementos en común. Pero lo esencial de este proceso, fue que la sociedad de Buenos Aires poseía  un fuerte sentimiento de tolerancia, esto, gracias a la política de inmigración llevada a cabo por el Estado.
Aunque hubo movimientos en contra de los recién llegados, estos fueron muy débiles y aislados, reduciéndose, en principio,  a grupos tradicionalistas rurales de la Provincia de Buenos Aires, sitio en donde el arraigo cultural criollo era más profundo que en la capital, más tarde la protesta se centró en Buenos Aires, y tuvo como protagonistas a los sectores más radicales del conservadurismo argentino, que veían en los inmigrantes, el peligro de la descomposición histórica, social y cultural del país rioplatense. Sin embargo, la mayor preocupación de estos grupos, estaba representada por el miedo a las consecuencias que podrían ocasionar las ideas de carácter socialista y anarquista, que los extranjeros introdujeron en el pensamiento de las masas populares. Los conservadores, apoyados por el ala más radical del ejército, formaron en 1919, La Sociedad Patriótica Argentina. También, el poeta y ensayista Leopoldo Lugones, aunque casi en solitario, pero con una solidez propia de la elegancia de su pluma, se manifestó contra la inmigración, en muchos escritos que combinaban una ideología de matices fascistas y conservadores. Pese a la fuerza que tuvieron en su momento, estos grupos se diluyeron rápidamente, ante una nueva realidad imposible de derribar.
 i Sullivan, Eduard J, Arte Latinoamericano del Siglo XX, Madrid, Nerea, 1996, p. 287.

1 Rock, David, Argentina en 1914: Las Pampas, el interior, Buenos Aires, en Linch, j, Cortés Conde, R, Gallo, E, Rock, D, Torre, J, De Riz, L, Historia de la Argentina, Barcelona, Crítica, 2001, p. 131.

2 Lugones consideraba que la inmigración europea era la causante fundamental de las huelgas violentas que se desarrollaron en Argentina desde 1919. “La guerra que nos traen los extranjeros rebeldes, conforme al programa de un gobierno extraño, es un ataque exterior, mucho más peligroso que una guerra militar porque maniobra a traición desde adentro. No hay guerra civil con extranjeros. Por el contrario: toda guerra con extranjeros es una guerra nacional “. Sin dudas un sentimiento de rechazo hacia los extranjeros se manifestaba en Lugones, quién hacía responsable a estos de los sucesivos paros obreros, qué además significaban, para el autor, un atentado contra nuestra nación. “Huelgas de rebelión contra el país, declarada por una inmensa mayoría extranjera”.
 En el documento La doble amenaza: el pacifismo y el extranjero, Lugones manifestaba que el extranjero debe aceptar sumisamente todas las condiciones necesarias para establecerse en nuestro territorio. El nativo debía ejercer el poder, el inmigrante solo debía obedecer. “Nosotros ejercemos el gobierno y el mando. Somos los dueños de la constitución”. La constitución, era para Lugones, un privilegio de los argentinos nativos.  “No hemos creado con ella ningún dogma, ni nos hemos comprometido temporalmente ante los extraños(...) Nosotros somos quienes aceptamos al extranjero, no el extranjero quién nos acepta a nosotros”.
Lugones resaltaba, además, que la patria era un bien nuestro, solo pertenecía a los argentinos. “Tenemos que exaltar el amor a la patria hasta el misticismo, y su respeto hasta la veneración”. El nativo debía amar a su país y defenderlo ante cualquier ataque extranjero. Lugones presentía el peligro del avance del internacionalismo comunista, y los inmigrantes eran los portadores de la idea de la revolución en Argentina.
Leopoldo Lugones: “Acción ante la doble amenaza”, en M. I. Barbero y F. Devoto, “Los Nacionalistas”, Bs. As. , CEAL, 1983, p.  p. 52- 55.  


El Tango, El Folclore Cosmopolita de Buenos Aires:

Es muy común identificar a la cultura y al arte del Río de la Plata con la europea, señalando a Argentina, en especial y más correctamente, a Buenos Aires, como una prolongación del Viejo Continente. “Argentina era una de las naciones más ricas del mundo y no se sentía muy víctima del imperialismo; su población era en gran parte europea y, por consiguiente, también lo era su cultura(...)”. Uruguay, en especial Montevideo, obedece también a esta consideración, dado que su formación histórica y cultural es similar a la de Buenos Aires. Se puede decir, que en dos Estados diferentes, se encuentra una misma nación.
Es probable que la ciudad de Buenos Aires responda bien a esta identificación europea, dado que en sus manifestaciones artísticas se aprecian un cierto sabor al Viejo Continente; la gris melancolía de los atardeceres porteños, y la loca bohemia, recreados en la música de Astor Piazzolla, citando, quizá, al mayor representante, no solo del tango, sino de la historia de la música argentina, lleva a sus oyentes a  sentir que hay un lazo cultural muy cercano al de las principales ciudades europeas. El tango, como Buenos Aires, la ciudad que le dio cobijo, posee un poco de París, otro tanto de Nápoles, es, por así decir, una síntesis del sentimiento cosmopo1íta de las principales urbes europeas. No existen dudas, que la inmigración le dibujó otro rostro a Argentina, y en especial a su orgullosa capital, aunque esto no alcanza, para definir simplemente a toda una cultura y un arte simplemente como europea. Esta es una cuestión mucho más compleja.
No se pueden buscar los orígenes del tango en los diferentes entrecruces culturales aportados por los variados inmigrantes europeos que llegaron al Río de la Plata desde fines del siglo XIX. Es posible, que el génesis de este peculiar estilo de música, poesía y baile, se halla en el Caribe, más específicamente en Cuba. La primitiva danza del tango, era propia de los esclavos negros y mulatos que se hallaban en este país, y la misma llegó a Buenos Aires en los barcos mercantes que hacían parada en su puerto, introduciéndose rápidamente en los arrabales porteños. Sin embargo, el tango, pese a su origen afro- cubano, pronto tomó una identidad propia en el Río de la Plata, y estas particularidades se generaron gracias al aporte de los extranjeros europeos que volcaron toda su experiencia de vida y su sentir, y lo mezclaron, además, con el arrogante aroma cosmopolita del aire de Buenos Aires.
Cabe agregar, otro elemento más al alma de este fenómeno puramente porteño. Pese a las diferencias que se encuentran entre el folclore de Buenos Aires y el del interior de la Provincia, y en especial de toda la Pampa a causa de su profunda raíz campesina, el tango se influenció del sentimiento de la poética y de la música gauchesca. El Martín Fierro, de José Hernández, la obra cumbre de la poesía gauchesca, relata la historia y los sufrimientos que los gauchos debieron padecer ante la tiranía del Estado argentino durante el siglo XIX. El ambiente melancólico de toda la obra, ese sufrimiento eterno del gaucho, recuerdan notablemente a los personajes propios de la lírica tanguera. Es posible, que también, el carácter altanero y orgulloso de los personajes del universo del tango, provenga de la influencia ejercida del folclore de la Pampa. El gaucho,  pese a su impotencia ante el despotismo y la explotación, no duda de su valor y de su importancia,  manteniendo la frente alta ante todas las adversidades.

 Martín Gerald, La Literatura, la música y el arte en América Latina, 1870-1930, en Bethell, Leslie, Historia de América Latina, Tomo 8, Barcelona, Crítica, 1991, p. 219.
 Un análisis  serio sobre los orígenes del tango se encuentra en:  Ortiz Nuevo, José Luis, Nuñez, Faustino, La Rabia del Placer: El Origen Cubano del tango y su desembarco en España, Sevilla, Diputación, 1999.

Por tanto, es imposible, separar el elemento criollo gauchesco del alma del tango. También, tango como el folclore gauchesco poseen orígenes populares, aunque, como se mencionó antes, la esencia de ambos no condice, estos representaban a los sectores bajos y marginados de la sociedad. Este carácter popular, más su particular y sensual danza, hicieron que el tango fuese combatido por las clases altas y los sectores más conservadores de Buenos Aires, y solo a partir de las décadas del 30 y del 40, este comenzó a ser más aceptado socialmente.
La mala fama del tango se convirtió en una leyenda negra. Desde sus inicios, fue la manifestación artística de los arrabales, los barrios de la periferia porteña, donde gran parte de los inmigrantes se refugiaron. En este oscuro y pobre ambiente porteño, se combinaron una dura y particular idiosincrasia, con todos los elementos artísticos y culturales que dieron vida y forma al tango. Era la música y la danza de las prostitutas y de los malevos. Al respecto, es común vincular a este género con el hampa y el prostíbulo que contagiaría a la soldadesca y a locales de diversión frecuentados por delincuentes.
En el tango,  los compadritos  dirimen sus diferencias en duelo criollo en una solitaria esquina, la prepotencia del más fuerte y el amor que se vende al mejor postor. Incluso escritores como Jorge Luis Borges vieron el origen de la coreografía del tango en los movimientos de los duelistas, esquivando y tirando puñaladas. Esto, sin embargo, es una simplificación y, como tal, peligrosa. El tango nace entre malvivientes, pero también entre gente honesta, entre los peones rurales expulsados del campo por la nueva organización empresarial de la estancia, dónde la ganadería extensiva requiere menos mano de obra, y entre los miles de italianos y españoles que llegaron a Buenos Aires y a Montevideo.
Esta tendenciosa y sensual danza se desarrollará en los arrabales porteños. La palabra arrabal posee en su significado una connotación muy particular.  Horacio Ferrer, en su obra El Tango: Su Historia y su Evolución,  contrapone suburbio a arrabal. Suburbio, afirma el autor uruguayo, no posee la misma y misteriosa potencia fonética que arrabal. Arrabal nombra, el bajo urbano de la mala vida. Arrabal es sinónimo de tango, es como si en ella se respirara un aire de melancólica poesía.
En estos arrabales, se encontraban los conventillos, los cuartos de pensión, las casas humildes donde se amontonaban varias familias, los lugares donde las madres cocinaban y lavaban la ropa y los padres tenían un estrecho lugar para descansar después del trabajo o de pasarse horas y horas buscándolo y dónde los niños se reunían a jugar en las calles o los patios por falta de espacio. Era en los suburbios donde vivía el inmigrante recién llegado pero dispuesto a hacer fortuna, y donde encontraba alojamiento el criollo trasladado a la capital. Eran Boedo, la Boca, la Concepción y Montserrat en Buenos Aires, y Goes, Palermo, Aguada y la Unión en Montevideo, y en las zonas portuarias en general de ambas ciudades.


El Tango y su Desarrollo a Través  del Tiempo


Hay una particularidad única que el tango poseyó: su constante evolución. Como ya se dijo antes, este comenzó en los arrabales porteños como una simple melodía especial para el desarrollo de la danza. Las innovaciones técnicas y artísticas que introdujeron en él los inmigrantes, en particular, los italianos, lo cubrieron con su inconfundible toque nostálgico. En las décadas que fueron desde el fin de la Primera Guerra Mundial, hasta los años de la Gran Crisis, el Tango experimentó sus momentos de mayor gloria y reconocimiento mundial. Carlos Gardel, el zorzal criollo, se elevó hasta la cumbre del parnaso de los héroes del tango. Hoy en día, Buenos Aires y el tango son identificados con su voz, su música y su figura. Ritmos más complacientes y una lírica más acabada, inundada por un torrente de nostalgia y romanticismo casi enfermizos, caracterizaron a esta época de explosión tanguera.
En los años treinta, el tango se acerca a la crítica social; el Buenos Aires de la época anterior vivió en un clima de triunfo y arrogancia a causa de todo su esplendor, y por la gran promesa de futuro que se proyectaba sobre Argentina. La gran crisis, afectó también al país Rioplatense, y las escenas de hambre y desocupación que se producían en Europa y Estados Unidos, también se dieron cita en Argentina. Todo el arte de este país se hizo eco de los sufrimientos de la gente, y el tango no pudo estar ajeno a aquello. La protesta social se internó en su poesía,  acercándose a la realidad que azotaba a  todo un pueblo; ya no era solo un baile sensual acompañado de una lírica amorosa, sino que se hacían imposible predecir, los límites que alcanzaría en su evolución este género musical.
A partir de los de los años cuarenta, con una fama ya consolidada como estilo musical, surgen las grandes orquestas para tango, donde el bandoneón, elemento imprescindible para esta música, se lleva el papel preponderante de la síntesis orquestal. Aníbal Troilo, Mariano Mores, y en especial, Astor Piazzolla, van a infundir a este estilo musical una mayor jerarquía artística. La orquesta, que en tiempos anteriores solo acompañaba a la voz líder, ahora pasa a  imponerse, lográndose el particular dramatismo tanguero mediante su imponente fuerza sonora.
Existió un personaje que va a proponer una nueva faceta en el tango. Este será el genial Astor Piazzolla, quién pintó con su música el verdadero alma de Buenos Aires. Se alejó de los convencionalismos existentes, y desarrolló un estilo musical de marcado carácter cosmopolita, en el que no desdeñó ningún elemento ajeno a la cultura tanguera para enriquecer a la música de porteña. El tango, que había tenido un origen popular, representando a los grupos sociales de los arrabales porteños, con el tiempo fue afianzándose y desarrollando un estilo musical casi preconcebido. Parecía que el tango poseía una receta única, y las fuertes voces conservadoras no aceptaban ni el mínimo cambio. Piazzolla, se reveló contra esto, y provocó con su inquieto espíritu innovador, que el folclore rioplatense adquiriese un definido acento vanguardista. Un tango, no necesariamente debía ser una simple canción, sino que también podía ser una obra conceptual desarrollada como una sinfonía.
En Piazzolla, la bohemia porteña se fundió con el profesionalismo musical, una combinación perfecta para desarrollar un estilo que no poseía límites creativos. En la carátula interna de  su L. P. de 1969, Adiós Nonino, explica brevemente el sentido de su compromiso como artista, al hablar del tema Michelángelo 70: “Este tema es una especie de ejercicio musical, debido a mi imposición a escribirlo con solo tres notas”. Piazzolla introduce un eterno fluir de sentimientos extremos que evocan el miedo, la pérdida o la frustración. A partir de la década del sesenta, muchos comenzaron a considerar a la música de Piazzolla, como algo alejado del tango a causa de su extravagancia. Precisamente  esto era lo que él buscaba; explorar nuevos caminos compositivos para poder representar en diversas formas al nostálgico mundo de la ciudad de Buenos Aires. Quizá todas sus innovaciones desdibujaron en su música la típica concepción rítmica del tango,  pero el alma y el sentimiento romántico de lo que proyectó en sus composiciones, invita a sus oyentes a entrar casi inconscientemente en los más variados estados de ánimo. Es como si alejándose de lo preconcebido, pudo crear una música más sincera y pura, desdeñando a la fachada tanguera tradicional, y optando por la riqueza existente en el interior de la obra.


Conclusión


Como se ha visto a lo largo de este trabajo, es imposible hablar de un mismo proceso histórico y cultural para todo el sub continente latinoamericano. Económicamente hablando, las similitudes son evidentes, todo el bloque que comprende a las ex colonias españolas y portuguesas fueron son  países subdesarrollados que dependen del Estado imperialista de turno. Durante el siglo XIX y parte del XX, Gran Bretaña fue la potencia hegemónica que dominó los destinos de América Latina. A partir del fin de la Segunda guerra mundial, Estados Unidos se hizo cargo del puesto dejado por su padre histórico.
En la cuestión cultural, la realidad es mucho más compleja de creído normalmente, Latinoamérica no es todo homogéneo que pueda estudiarse siguiendo las mismas pautas de análisis para todos los casos en particular. Los artículos analizados durante el curso, quizá cometan el pecado de reducir la historia artística- cultural de América latina a un único paradigma representado por la lucha de dos culturas; una de elite, dominante y con carácter occidental; y otra popular, maltratada por los grupos de poder y con raíces indígenas. Sin embargo, esta tesis no es practicable para el caso argentino, que ya desde el inicio de su historia colonial mostraba ciertas particulares en su desarrollo económico y sociocultural..
Este trabajo analizó el caso puntual de Argentina, en especial de la ciudad de Buenos Aires y la provincia que lleva el mismo nombre. El país Rioplatense, recibió, a partir de 1870 hasta 1950, millones de inmigrantes europeos que cambiaron su rostro y provocaron una evolución artístico- cultural diferente del resto de América latina. La gran mayoría de los indígenas fueron eliminados físicamente, y con ello, su cultura. El gran desarrollo económico argentino,  propició que naciera y se desarrollara en este país una clase media burguesa de carácter europeo. Siempre hay que tener en cuenta, que la parte norte de Argentina está muy distante cultural y económicamente de Buenos Aires y el litoral del Río de la Plata, y que se aproxima más al resto de Hispanoamérica, por su carácter mestizo e indígena.
Como ya se dijo, la llegada de los inmigrantes, modificó culturalmente a la Región del Plata en Argentina. De este proceso se formará una sociedad muy variada y multicultural, con  manifestaciones artísticas diferentes a lo producido en sus países vecinos- solo Uruguay posee una relación íntima con Argentina, dado que son parte de la misma idiosincrasia sociocultural, y que las conveniencias económicas del Imperio Británico hicieron de ellos dos países diferentes- y con un neto corte europeo, siempre combinado con la tradición criolla predominante en el siglo XIX. El arte producido con elementos occidentales, propio de la lógica imposición de las clases gobernantes blancas de América Latina, no fue visto como algo extraño en las clases medias, medias bajas y populares de Buenos Aires, dado que el origen étnico –cultural de la población era europeo. Aún más que decir, de la combinación de elementos traídos desde sus lejanos hogares por los inmigrantes europeos, fue posible la evolución definitiva del tango, una manifestación musical, lírica y estética, con sobrado tono popular.
Está claro que el tango, fue el producto de los entrecruces multiculturales que se produjeron en Buenos Aires en las primeras décadas del siglo XX. Pese al sentimiento europeo que posee, no puede concebirse sin los aportes de la cultura criolla que le precedió, y por el supuesto origen afro- cubano de su danza. Su acción en el desarrollo de la cultura Rioplatense fue enorme,  dado que su jerga, sus modismos y expresiones lingüísticas, aún permanecen, y sin una tendencia a la extinción,  en el particular castellano porteño.
De neta raíz popular, nacido en los arrabales porteños, con el tiempo fue desarrollándose hasta alcanzar una madurez tal, que comenzó a verse ya casi como una manifestación artística de culto. Esto fue analizado, mediante la obra de Astor Piazzolla, el hombre que desarrolló todas las posibilidades de progresión musical en el tango, y que le ofreció un neto sabor cosmopolita en sus obras. Esto fue posible, gracias a la realidad sociocultural existente en el Buenos Aires de aquellos tiempos, muy propicia hacia la innovación y la búsqueda de lo diferente, a causa del origen variopinto de su sociedad.


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Presentada por el Profesor de Historia Oscar Rafael Ziella en el Doctorado en Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid

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